Se avecinan fechas de regalos… mi
santo, Navidad, reyes y además mi cumpleaños…
Todo el mundo compra desaforadamente,
como si no hubiese un mañana.
Yo, soy como mi madre,
exactamente igual que ella, nunca sabías que regalarle porque en realidad, ella
no quería nada, o nadie podía saber que quería porque no lo sabía ni ella,
siempre decía;
-
¡Pero
bueno mujer qué necesidad hay de esto!
O sea si nos tuviesen que
etiquetar, pondrían, “Personas odiosas
para regalar”
Mis primeros recuerdos de…
-
¡No había necesidad de esto!
Son de la más tierna infancia,
con solo 4 años, cuando esperaba la llegada de los regalos de, “Los Reyes de Burgos”.
Aquellos regalos, venían en una
caja muy grande porque éramos 5 niñas para repartirlos.
La caja de regalos, venía siempre,
acompañada de una carta de los, Queridos Reyes Magos de los Abuelos de Burgos”
en la que se hacía la distribución de esta manera:
El rey Melchor, le deja para
Merceditas, la mayor, una máquina de coser…!Menudo regalazo!,
Gaspar, le trae a la segunda un
juego de muñeco y bañera…! Madre mía!
De nuevo Melchor (porque según el
color del pelo, te tocaba uno u otro)a la tercera, en este caso, era yo,…un
puzle…!Mierda!
Ya no oía lo siguiente era la
mierda del puzle de siempre, no me quedaban más ganas que de romper el papel de
colorines del paquete para hacer un poco de ruido.
No puedo imaginar que criterio
seguiría mi abuela para la compra de los juguetes, es más que probable que se
lo encargase a la muchacha, de hecho, estoy segura que antes llamaba a mi padre
para preguntarle cuantos años teníamos cada una y si seguíamos siendo rubias
las rubias y morenitas las otras.
No se podía llorar, ni protestar
porque enseguida mi madre sacaba a los niños pobres que no tenían ningún regalo
y tu pensabas “Pero si los Reyes son Magos”, ¡no entendía nada!
Los regalos en mi casa, nunca fue
el plato fuerte, recuerdo un año que mi padre confundió mi voz por teléfono con
la de mi hermana y me dijo…”luego te daré el regalo” Guau gracias papá…no pude
comer, cuando llegó resulta que no era para mí, era para mi hermana porque era
su santo; yo no me había enterado de ese dato y no lo podía creer.
¡Pero hija si no es tu santo! Ya;
pero entonces ¿por qué me dices que me vas a regalar una cosa?…¿pero cómo puede
ser que me confundas?
Y así sigo…Hoy es mi santo…
!Una cazadora preciosa de cuero
de la S!.. ¡Pero si hace medio siglo que uso la M!
¡Pero hombre, qué necesidad había
de esto!
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