Estamos a punto de terminar este año 2014 y siento un poco
de vértigo al pensar en los propósitos para 2015.
Creo que de los que me hice el año pasado, solo he cumplido
uno…
¡Dejar de fumar!…
Si; lo conseguí y después de muchas décadas vanagloriándome de
mi tozudez, por fin un día, “el día de los propósitos por excelencia” decidí
que ya había fumado bastante y de esto, va a hacer un año.
Ni he engordado como me anunciaron los más pesimistas, ni me
he vuelto más nerviosita de lo que ya era.
Este año lo tengo más difícil porque lo del gimnasio no
acaba de entrar en mis planes.
El aprender
inglés, lo llevo repitiendo desde los 20 y ya casi que lo voy a dejar
por imposible.
Apuntarme a natación, lo intenté un año pero fue un fracaso
porque aunque me compré un gorro para que no se me mojase el pelo (cosa que
odio) cada día que iba a la piscina,
salía como un pollo con el agravante de que mi pelo es rizado y me gusta liso…dejé de ir.
Eso sí; me he propuesto ir en avión y hasta he hecho la
reserva en un vuelo a Roma (por eso de que comprándolo con tiempo sale más
barato) pero al mismo tiempo he comprado un seguro de cancelación de esos que
cubren cualquier incidencia porque me temo que no sea capaz.
Desde el día de la
compra, estoy pensando disculpas para no ir y algunas son fantásticas.
¡Ya veremos si se me
ocurre algo más creíble!
