¡Por fin se terminó el plazo para
presentar La Declaración de la Renta!.
De nuevo podemos respirar
tranquilos y olvidarnos un año más del temido toque de queda…
¡Toca la Renta!
Esta corta frase puede servir
como un potente antídoto contra la calma.
La Declaración de la renta ha ido
cambiando al mismo tiempo que la sociedad pero sin dejar de lado sus
inconfundibles rasgos…
- Terminología Ininteligible
- Aspecto Dramático
La muestra de ello es que
generación tras generación “la Renta” sigue siendo un trauma para el
contribuyente y no solo por el miedo a que te salga positiva o sea "a pagar" sino
por el miedo al lenguaje, a rellenar mal las casillas ¡que algunas parecen
estar endiabladas!, al error que año
tras año se puede producir y se produce…
Con lo fácil que parece… que solo
hace falta, tener un PC, conexión a Internet y eso sí, un gestor titulado para que vaya rellenando las casillas.
Pero a mí de todas formas me
sigue resultando incomprensible que una tarea que vamos a tener que hacer cada
año, obligatoriamente, no se haya introducido como asignatura en los colegios
pero no solo en la rama de administración sino antes de terminar la enseñanza
obligatoria.
¡Por Dios!, que la primera vez
que te preguntan cuál es tu “Base Imponible” tienes la sensación de que te
falta el asiento que deberían haberte dado con los impresos.
Y no te digo nada cuando te
preguntan si tienes el Certificado de retenciones???? Hay, ya dudas entre
presentar una multa de tráfico que tenias olvidada o el certificado de
nacimiento.
¡Que cuando nos ponemos a
rellenar la renta, parece que seamos todos prófugos!