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martes, 8 de septiembre de 2015

LA FAMILIA


Me he dado cuenta de lo simples que éramos las familias, en los 80.

Cuando te casabas que era bastante pronto, los amigos de siempre desaparecían, se iban también a hacer su vida y tenías que hacerte unos nuevos, en el momento, con lo que tenias a mano; eso sí con hijos de la misma edad para que jugasen con los tuyos.

No éramos “globales”, así que no pertenecíamos al mundo entero sino al restringido mundo de ”mi barrio”. El viaje más largo que se nos ocurría planificar, era ir al pueblo de la madre que por otro lado si estaba a más de 50 kilómetros, entonces ya te planteabas quedarte en el pueblo, por lo menos un mes o dos.

Cuidar nuestro cuerpo, no entraba en nuestros planes. Claro que habían gimnasios (unisex) pero pasaban totalmente desapercibidos, supongo que estaban dedicados más al mantenimiento y eso no producía el “efecto llamada” de ahora.

Los ordenadores, te los vendían con la oferta de un curso de capacitación que solía durar entre dos y tres meses, así que pocos lo terminábamos y acababas, usando el PC para hacer la lista de la compra, llevar al día las películas que alquilabas en el videoclub y como mucho, la contabilidad domestica.

La telefonía era fija, así que si te ibas de casa aunque fuese, por vacaciones, nadie podía localizarte. En los sitios de verano, te conformabas con una centralita en la finca. En caso de recibir alguna llamada, el conserje te avisaba por el interfono para que acudieses, la mayoría de las veces cuando llegabas, ya habían colgado y nunca acababas de saber quién era, solo si era voz de hombre o de mujer.

Solo hacíamos fotos en días señalados, como bautizos, cumpleaños, comuniones, bodas. Resultaba caro revelar los carretes.

Cuando la mujer trabajaba fuera de casa, se buscaba una canguro, (aunque se llevase más de la mitad del sueldo) con el fin de que los hijos estuviesen atendidos.

Nuestros  objetivos eran a muy corto plazo, el día de hoy o … hoy y mañana.

Todo duraba mucho; los abrigos, los pantalones, los zapatos, las gafas, hasta los trabajos, podías llegar a aburrirte.


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