A veces cuando sales de tu entorno habitual, después
de subir montañas, disfrutar de museos, andar por amplias calles cruzar
hermosos puentes, navegar entre varias aguas. Cuando nuestro estómago nos
solicita un descanso, nos damos cuenta
que seguimos en busca de aquel “Arroz con leche” de sabor incomparable.
Otras veces mezclamos y mezclamos los ingredientes para
intentar dar con la medida exacta que nos pueda recordar el pollo en salsa o la
empanada pero no cualquier empanada si no aquella “Empanada”.
Algunas noches buscamos la calma en un buen tazón de leche con pan .
A veces, nos basta con abrir una latita de espárragos para que su olor nos llene de
alegría, otras, nos pedimos un helado de moca y nata para que
todo continué como estaba.
Hay sabores de difícil reencuentro pero hay otros que no se
resisten que están siempre con nosotros, sabores facilones, sencillos y
cotidianos, como el Pan con Chocolate.
A veces conservamos el hábito de la merienda para poder cada
tarde saborear de nuevo nuestra vida.
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