Acercarte a la obra de GiOVANNI PAPINI es cuanto menos una tarea arriesgada.
Este libro es una confesión a sí mismo y a los demás de sus pensamientos más íntimos.
Papini lo escribió con 30 años pero ya había publicado media docena de libros fundado un periódico y las revistas Leonardo (1903) y Anima (1911).
50 capítulos que conforman una clase magistral. Una presentación introspectiva de un sabio.
De todo lo que cuenta Papini me quedo con algunos titulares que seguramente él no aprobaría:
“El mundo soy yo” "Tengo la enfermedad de la grandeza"
"Quiero ser verdaderamente Grande, épico, desmesurado"
“Siempre he tenido más necesidad de enemigos que de amigos”
Se metió en proyectos tan ambiciosos como mejorar la enciclopedia, replantear la Historia de la humanidad, cuestionar la Biblia…
Se define como un poeta y un destructor, un fantástico y un escéptico un lírico y un cínico.
Era misántropo, retraído, pesimista inconformista, crítico pero sobre todo era toscano.
Intentó conocerlo TODO. No aceptaba la realidad porque quería una mejor, más verdadera.
Pasó del idealismo al misticismo, de este pasó al ocultismo y evolucionó hacia la perfección del espíritu.
- "El hombre debía de ser todo espíritu"
“ Un hombre acabado”Es un libro de terror, una historia dramática, escrita con hiel, con mala sangre con bilis con la intención de desahogarse para volver a nacer.
Papini se ríe de los que piensan que está acabado pero al leer su libro te da la impresión de que ha llegado a un punto muy próximo al derrumbe o a la propia destrucción. Transitó del todo a la nada y regreso a la tierra, a su Toscana para desde ahí conocerse a si mismo.
" No se llega a los 20 años con la obra maestra en el cajón del escritorio"
"El hombre comienza a los treinta años"
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