Mi madre siempre decía que había que tener mucho más cuidado
con lo que se escribe que con lo que se dice.
En su época, esa
norma la podían controlar mucho mejor porque cuando se sentaban a escribir, lo
hacían con los cinco sentidos, puestos en lo que querían comunicar.
Las cartas de mi madre, comenzaban con “Queridísimos todos”.
Después de eso, ya podías aceptar cualquier cosa que viniese
detrás.
Ahora tenemos tantas posibilidades para escribir que ni
siquiera nos planteamos a quien va dirigido.
Para muestra este humilde blog…
¿A quién escribo?...ni idea.
Pues mucho cuidado que ahora;
“La oposición de tu posición y a la vez la oposición de la
posición de tu oposición”…
Está rastreando todo lo escrito en cualquier, blog, Twitter, Wasap…etc. para ver si se te puede
imputar algún delito.
¡Al final, esto de
las nuevas formas de comunicarnos, va a
terminar siendo otra trampa más del consumismo!.
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