A veces después de asistir a un acto de despedida piensas si esa persona
a la que despides, pudo imaginar en
vida, lo mucho que la admiraban, lo que realmente sentían por él y como lo
querían y es entonces cuando te surge la pregunta…
¿Se lo habrán dicho
antes?
Cuando el funeral es católico y
además lo dirigen unos sacerdotes que pertenecen a una comunidad educativa, es
más emotivo si cabe que cualquier otro.
Este mes de agosto, estuve
acompañando a la familia de un vecino que se fue desprevenidamente.
A veces sucede que crees conocer
a la persona pero realmente no sabes nada de ella.
Me sorprendieron tantas cosas que
me dio pena no haber podido conocerlo mejor.
A veces te quedas solo con una
imagen de alguien y esa imagen, te acompaña siempre sin más, da igual si es la
mejor o la peor imagen, es la que tú vas a tener de ella.
Si dedicásemos más tiempo a los
que nos rodean, seguramente no sorprenderíamos pero eso requiere de un esfuerzo
que no siempre estamos dispuestos a hacer.
Cuando analizamos la vida de los
animales que nos rodean, nos hacemos miles de preguntas…
¿Por qué ladrará ahora? ¿Por qué mueve la cola y porqué …
Lo queremos saber todo de ellos y
tratamos incluso de responder por ellos aunque seamos conscientes de que estamos
haciendo una libre interpretación de sus sonidos.
En cambio; a veces con una persona
de nuestro entorno, no hacemos ni el más mínimo esfuerzo y puede pasar una vida
entera sin saber de ella nada más que
vive en el 5º compra pan integral y es
profesor de un colegio de curas…
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