Si desde niños tenemos la capacidad de imaginar amigos
invisibles con los que hablamos a diario e incluso nos peleamos de vez en
cuando.
Si somos capaces de convertir las sombras de las cortinas,
en animales enormes que nos intentan
proteger/devorar cuando dormimos.
Si cada canción que nos cantan y cada cuento que nos
cuentan, lo transformamos en imágenes en nuestra mente…
¿Por qué dejamos de imaginar?
Si siguiésemos ejercitando esa capacidad, sería imposible
que algo por sorprendente que fuera, nos dejase sin reacción.
Me dicen, me cuentan, me comentan que seguramente, nuestra
mente, se va desprogramando cuando empezamos a ir a la escuela, por ese afán
que existe en la mayoría de ellas de enseñarte a memorizar una retahíla de
cosas que no comprendemos.
Lo más probable es que al tener que hacer tanto esfuerzo
memorizando, se nos vaya mermando la imaginación…
! Ya está todo hecho, solo hay que repetirlo y cuanto más
exactamente mejor!
Si seguimos escuchando cuentos, leyendo e imaginando
historias, no perderemos nunca esa capacidad natural de imaginar y cuando lo
necesitemos, podremos utilizarla para
conseguir lo que queremos.
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