No la veo, no la oigo, no la siento…
Ahora que las acciones cuentan, que ya no sirven las
palabras, es la hora de abrir los templos (iglesias, mezquitas, sinagogas…)
para gestionar el Evangelio de Hoy.
Ahora es el momento de reclamar a los feligreses su ayuda.
Si cada uno tuviese un lugar donde poder pedir sin que nadie
se sorprendiera;
Yo pediría.
Si en ese lugar además supiese que la gente, me sigue de
manera incondicional y tuviese la certeza de que los hombres y mujeres que
acuden a visitarme, tienen estudios y
experiencia laboral; son humanistas, científicos, obreros, madres, cuidadoras…
Yo
les pediría su ayuda especializada.
Si además me enterase que muchos que venían a verme, ya no vienen porque
no ven acciones...
Yo les diría;
Volver y
traer a vuestros amigos, vecinos y
conocidos porque entre todos, lo vamos a cambiar.
Antracita
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