WILLIAM SHAKESPEARE (Stratford-Inglaterra
26-4-1564, a-1616)
La obra cuenta el asesinato de Julio
Cesar, el 15 de marzo del año 44 a.C
Los romanos, reciben con vítores a Cesar que
llega de ganar una batalla en la Bética (Andalucía) pero un
adivino se acerca a él y le advierte; “cuídate de los idus de marzo”
Casio envidia a Cesar y ambiciona
su posición por eso impulsa un complot para matarlo, logra convencer a un grupo
de más de veinte senadores, aún así sabe que no podrá hacerlo sin Marco Bruto,
un noble patricio romano leal a Cesar y a la República romana. Casio logra convencer
a Bruto de que tienen que matarlo por el bien de Roma. Bruto creyendo que puede
peligrar la estabilidad en Roma, se une a los conspiradores para dar muerte a
Cesar el día de los idus de marzo (el 15).
El amigo y compañero de Cesar;
Marco Antonio quiere vengarse de los asesinos. Se une al ejercito de Octavio y Lépido y emprenden
una guerra contra los ejércitos de Bruto, y
Casio.
Marco Antonio, vence a Casio, que al saberse vencido, ordena
a su liberto Pindaro que le mate. Mientras, el ejercito de Bruto vence a
Octavio pero más tarde cae en la batalla de Filipo por eso decide quitarse la
vida pidiéndole a su esclavo que le sujete la espada para arrojarse contra
ella.
La muerte de Bruto, deja a los
vencedores; Marco Antonio, Octavio y Lépido sin más opción que honrarle y
declararle el romano más noble.
Los diálogos parecen traspasar
los siglos.
Monólogo de Bruto cuando ya ha
decidido unirse a Casio y a los demás
conjurados para dar muerte a Cesar:
BRUTO.- ¡Dadme todos vuestras manos,
uno por uno!
CASIO- ¡Y juremos cumplir nuestra
resolución!
BRUTO.- ¡No, nada de juramentos! ¡si la mirada de
los hombres, el sufrimiento de nuestras almas, los abusos del presente no son
motivos bastante poderosos separémonos aquí mismo y vuelva cada cual al ocioso
descanso de su lecho! ¡De este modo dejaremos organizarse el despotismo
previsor, hasta que sucumba por turno el último hombre!
Pero
si estos motivos, como estoy seguro de ello, poseen sobrado ardor para inflamar
a los cobardes y dar una coraza de bravura al desmayado espíritu de las
mujeres, entonces, compatriotas, ¿Qué necesidad tenemos de más estímulo que
nuestra propia causa para decidirnos a hacer justicia? ¿Qué otro lazo que el de
romanos comprometidos por el secreto, que han empeñado su palabra y que no la
burlarán? ¿Y qué mejor juramento que el
pacto de la honradez con la honradez para llevar a cabo la empresa o sucumbir
en la demanda? Que juren los sacerdotes, los cobardes y los hombres cautelosos,
los decrépitos, los corrompidos y esas amias que sufren resignadas al ultraje y
que juren también a favor de las malas causas los desdichados que inspiran
dudas a los hombres. Pero no empañemos la serena virtud de nuestra empresa ni
el indomable temple de nuestro ánimo suponiendo que nuestra causa o su
ejecución necesitan jurarse, cuando cada gota de sangre que todo romano lleva y
lleva noblemente, sería culpable de diversas bastardías, si quebrantara la más
mínima parte de la promesa.
Toda una declaración de
principios. La obra es una constante explosión de sentimientos humanos;
amistad, ambición, admiración, envidia, odio venganza.
La obra
de Shakespeare sobrevive a los tiempos con todo su esplendor, evocando imágenes de
la Roma Antigua que como ella, guarda los secretos de la vida eterna. Ben
Jonson (1572-1637) dramaturgo contemporáneo a la muerte de Shakespeare dijo de
él, que no pertenecía a una edad sino que es a temporal) ("He was not of an age, but for all time").
Ante la imposibilidad de ver en
escena o formar parte del elenco de actores de las obras que nos gustaría,
podemos optar por leer el texto e imaginarlo. Un placer leer esta obra.