Esta novela no solo te seduce por su narración
ligera, amena, sino que además la ficción va acompañada de una historia real
que ha quedado en el olvido pero que merece la pena ser recordada.
Una
novela, narrada en tercera persona que muestra dos momentos en el tiempo;
Por un
lado, la historia real, en el París de primeros del siglo XX, por otro lado, en
la actualidad; la ficción.
Solène, es una
abogada, de cuarenta años, que pertenece a un prestigioso bufete de abogados en París. En ejercicio de su profesión, defendiendo a un importante empresario, se
ve envuelta, en un episodio terrible, que le impacta de tal manera, que le hace
caer en una depresión.
El
psiquiatra que la trata, viendo que los fármacos no son suficientes, que aún no
puede volver al trabajo de antes, le sugiere que haga voluntariado, para llenar
el día, que ella siente vacío.
A Solène,
le cuesta mucho enfrentarse a algo, que nunca había hecho antes, pero en vista
de que no se recupera, decide probarlo y a través de un anuncio, en Internet, se
apunta, a un hogar de mujeres, en grave riesgo de exclusión social.
A lo largo de la historia vemos como, esa joven,
acostumbrada al lujo, mira de frente la pobreza, la desigualdad, la desolación
y sus emociones van transitando de la lejanía con la que inicia su tarea, hasta acabar
conmovida.
En
paralelo nos cuenta la historia de Blanche, una mujer que desde 1888 con 19 años, se inscribe en el Ejército de Salvación; una denominación del
cristianismo protestante, fundada por un pastor metodista; Willian Booth, en
1865.
Allí,
conoce a su marido; Albin Peyron. El matrimonio tiene seis hijos. Blanche
Peyron y su familia, dedican su vida al Ejército
de Salvación. Ella, lidera la actividad que desarrollan en su afán solidario. Se
propone y consigue comprar- a través de donativos- un edificio, abandonado y a la venta en París.
Ese edificio, lo reconvierten, en un centro de acogida para mujeres en riesgo
de exclusión social; es el Palacio de la Femme que se inauguró el 23 de junio
de 1926 y que aún existe; en el 94 Rue de Charonne, en el distrito 11.
La novela
es un canto a la solidaridad y a la esperanza. Una reflexión sobre la pobreza,
la injusticia social y la flaqueza humana, además rescata, la obra solidaria de
esa mujer; Blance Peyron, olvidada en los archivos, haciendo con eso, la
autora; Laetitia Colombani, un acto de
justicia a su memoria.
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