Tenemos en la cabeza una imaginen de las cosas y de los
lugares que casi nunca, se corresponden con la realidad...de ahí la necesidad
de viajar ; para ver con nuestros
propios ojos lo que otros nos han contado y dar forma a nuestra propia
imagen del lugar.
Me gusta descubrir la ciudad a través de las historias que
me cuentan sus paisanos y es por eso que
sufro una transformación al llegar a cualquier destino.
Necesito contactar con la gente y no me importa si estamos
en “La basílica de La Esperanza” o de camino a “La Torre del oro”.
Nunca llevo información escrita de la ciudad y procuro no
coger ningún plano que me obligue a seguir una ruta determinada... para eso ya
tengo a mi compañero de viaje. La gente es más solidaria de lo que imaginamos
con los forasteros, ellos me guían siempre mejor que cualquier escrito.
Me sería imposible enumerar todos los monumentos que en solo
tres días, he podido ver en Sevilla, me impresionó la historia, de la toma de la
ciudad que me relató maravillosamente el conductor del carruaje en el que
hicimos la ronda nocturna a la ciudad.
“Los monumentos están tan bien cuidados porque el rey Fernando III consiguió arrebatarle la ciudad
al emir Axataf el 1248 sin que la ciudad sufriese daños de
consideración. Ahí el que estuvo muy
acertado fue el hijo, Alfonso X el Sabio que enviaba misivas a la ciudad
advirtiendo de que pasaría por cuchillo a sus habitantes si tocaban una sola
teja de la mezquita o un solo ladrillo de la catedral”…
Los sevillanos, son optimistas, para ellos todo está ahí,
sigues recto y a la derecha/izquierda...luego te tiras 30 minutos andando hasta
que tienes que torcer pero da igual...Son solidarios, te ayudan en todo y no
les importa perder su tiempo para hacerlo. Tienen arte, de eso no hay duda.
El día de salida, en el centro de Sevilla pregunté a un
conductor...¿vamos bien para Granada? Y me dijo si sigue recto todo el rato
pero cuidado que luego tienes que torcer si no te vas a Málaga!...Torcimos a
los 125Km. ¡Son fantásticos!.
Me ha quedado claro que la patrona de Sevilla es “La
Esperanza” y que le llaman “La Macarena” porque está en ese barrio.
Es cierto que Sevilla, tiene un color distinto a otras
ciudades. Supongo que es el color que le da su propia gente con esa manera de
hablar, de disfrutar y de verlo todo a través de un cristal especial entre
blanco y oro.
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