Tan solo
tres luces encendidas. Silencio en el entorno.
El cielo, cubierto, de nueves vaporosas.
La ciudad
que anduvo alborotada, risueña y
entregada a sus vecinos, hoy, se
muestra, aturdida, sola, casi gris.
El verano queda ya en el recuerdo.
Los nidos ya vacíos, aguardan cautelosos la entrada del otoño, el frío, las
tormentas, la nieve del invierno.
Ya todo está
cerrado, solo queda esperar.
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