Cerrar un blog para abrir otro es
muy parecido a trasladarse de casa.
Primero se crea en tu interior una necesidad de cambio…en mi
caso había empezado a experimentar un sentimiento extraño cuando tenía que
pulsar en el icono (lapicito) que te da la opción de “publicar”, entonces
sentía lo mismo que cuando te vienen a visitar a casa un par de parientes o
“amigos” de esos que nunca deberían
haber venido con la única intención de cotillear y tú pacientemente le vas
enseñando las habitaciones una a una pero ellos no hacen ningún comentario ni
para bien ni para mal, solo de vez en cuando, hacen una pregunta, como por
ejemplo; ¿y esto es tuyo o heredado?. ..
La ventaja del
blog es que puedes irte sin necesidad de
haber encontrado antes otro que se adapte mejor a tus nuevas necesidades.
En mi caso, fue así, primero, me despedí, lo cerré y luego
con calma busque otro lugar o mejor dicho otro nombre con el que identificarme.
Ahora ya estoy aquí, la sensación es magnífica, como cuando
llegas a tu nueva casa, y mientras aparca el camión de la mudanza con todas tus
cosas, subes y abres las puertas de todas las habitaciones y ventanas y comienza
a entrar el sol de nuevo y escuchas el ruido ensordecedor del trafico y
respiras hondo y te sientes vivo.
Ahora estoy aquí para
empezar de nuevo; sin amigos ni
parientes imprevistos, sin cómplices vestidos de domingos, sin rencores ni
nostalgias solo con ilusión de conocer un nuevo espacio y sentirme libre en él.
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